sábado, 26 de octubre de 2013

Una imagen vale más que mil palabras.

Hoy no voy a hablar de rol. no, para eso ya están otros.
Hoy voy a hablar del lenguaje, de cómo narrar de manera más efectiva, de algo que he ido aprendiendo según escribía la trilogía.
No voy a  hablar de lo obvio: "¿para qué lo voy a narrar si lo puedo enseñar con una foto?"
Una frase tan célebre como la que da nombre a esta entrada es un gran recurso para una partida de rol, ¿pero qué estoy haciendo? Ya estoy hablando de rol otra vez....
Que no... Que hoy vamos a hablar de cómo subir un peldaño cuando estás narrando/escribiendo una historia. Muchas veces los autores novatos cometemos el error de explicar los acontecimientos cuando lo más efectivo sería mostrarlos... y no me refiero a usar una fotografía sino a mostrarlos con palabras. Escribimos como si fuésemos el Abuelo Cebolleta contando un cuento a sus nietos. Pues una de las pocas cosas que he aprendido tras más de 1.000 páginas de trilogía es que por muy grandilocuentes que sean las palabras, si las usamos indiscriminadamente pierden todo su valor.
Por ejemplo. Imaginad que yo quiero contaros el frío que están pasando unos personajes y repito hasta la saciedad la palabra "frío", "gélido", "helado" y su millón de variantes. Al tercer adjetivo todas las palabras relacionadas con lo mismo ya no dan sensación de frío. Lo mismo pasa con el miedo. Ver un zombie puede dar mucho miedo, pero si me vuelvo loco diciendo que el personaje sentía "pavor", "miedo", "terror", el efecto que  conseguimos es vaciar de significado esas palabras. Tampoco por usar la palabra zombi el lector/jugador va a empezar a temblar... y a eso me refiero: a empezar a temblar.
Como lector no quiero que me digas el frío que tenían, no quiero una lista interminable de adjetivos y sinónimos. Es mucho más efectivo si el lector "ve" el frío en los personajes, no si se lo contamos. Si digo que el personaje aprieta sus brazos contra los costados, le tiemblan las manos, siente un cosquilleo en la punta de sus dedos, al hablar exhala vaho o le castañetean los dientes, la imagen que generamos en la mente del lector es que el tipo está pasando mucho frío. Y eso es lo que queremos. Hemos creado una imagen llena de significado. No sé si el lector compartirá o no el frío con el personaje... pero sí que sabe que lo está pasando mal.
Y con el miedo tenemos aún mucho más recursos.
Qué pena hacerme consciente de esto cuando los dos primeros tomos de la trilogía están ya publicados... Si pudiera revisarlos...

6 comentarios:

  1. Una entrada excelente.
    Es cierto que este cambio del que hablas es perfectamente visible en tus libros, pero eso es muy positivo.
    Y no pierdas la esperanza con una posible revisión. Esas cosas nunca se saben.

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    1. Muchas gracias, maestro Capdemunt, sabes que valoro mucho tu "mediocridad"...jajaja.
      Creo que para la revisión ya llego tarde; además, creo que lo importante es mirar hacia adelante... y ya tengo una idea para empezar...

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  2. Hola Roberto, ¿qué tal te va por Galicia?
    A mí me pasó lo mismo que a ti, fui consciente de esa reflexión que tú haces cuando ya tenía mi primer libro publicado ¡y habría cambiado mil cosas!
    Creo que lo que comentas en este artículo es una de las claves más importantes para que el lector empatice y se deje llevar por la lectura.
    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias, Alejandro.
      Es sólo un pequeño pensamiento...
      Por Galicia todo bien: comida, paisaje, clima (no está siendo muy severo).... A ver cuando recibo alguna visita ripense...

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  3. Interesante reflexión... como escritor muuuyyy novato la tendré en cuenta en el futuro :). Por cierto, ayer sobreviví jugando a Runequest pero no sé si pasaré de la siguiente misión xD
    Un saludo!

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  4. Roberto: ¿cuál es ese proyecto en el que estás pensando?

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